Jaiku del mes

ISSA

De no estar tú,
demasiado enorme
sería el bosque

kimi nakute
makoto ni tadai no
kodachi kana

lunes, 31 de enero de 2011

Es la era de los transgénicos.




Tenía ganas de pasar con mi tía  un rato y con la excusa de su cumpleaños me dirigí hacia su casa. De camino pensé en regalarle un perfume pero me decidí por una planta. Prefería  regalar vida.

-Se me va a morir –me dijo mi tía nada más  verla. Y tenía razón. Todo se muere.
-Esto es casi imposible que se te muera. Es un árbol, un castaño.- Respondí con convicción, y decidí enseñársela antes de nada.
 Apenas levantaba  diez centímetros del tiesto.  Su delicado tronco oscuro  salía de una castaña rota que parecía la cáscara  de un huevo que se había caído al suelo.  Precisamente ese detalle, sumado a lo fácil que era cuidarla fue lo que me terminó de convencer. Porque al principio no quería comprarlo por ser transgénico. Dos meses antes había visto un documental que me resultó  tan alarmante que cuando iba a la frutería miraba todas las etiquetas. Aunque en realidad no sirviese para nada  porque un cultivo transgénico contamina todos los que tenga alrededor.
-Me tienes que explicar cómo cuidarlo
- Es fácil: le riegas tres veces al mes colocando un plato con agua debajo y dejando que beban las raíces durante una hora –dije parafraseando al florista- y mejor lo dejas dentro de casa.  Es un castaño, pero está manipulado genéticamente para vivir en interior.
Estuvimos hablando de no darse por vencido, de la soledad, un amigo suyo que no había llegado a cura y se había casado,  entonces pensé qué clase de amigos son esos y le pedí que me enseñase sus rosarios  y terminamos hablando de la fe hay que tener según ella pero que de poco  sirve.  Al salir de su casa volví sobre  mis pasos buscando una tienda de semillas que había dejado atrás cuando intentaba localizar, primero una floristería, y cuatro manzanas después una perfumería, papelería, o  tienda de regalos.   Una cosa me quedó clara: en Tetuán  los establecimientos  están enfocados a solventar una necesidad: comer barato, beber barato, vestirse barato … por eso estaban regentados por chinos.
A unos cincuenta metros en la acera de enfrente adiviné  el letrero de venta de semillas.  Era de madera verde y en letras ochenteras color naranja  se leía Semillaland.  Empujé la ligera puerta  de madera y cristal  y miré atrás extrañada de no ver rejas. Había un moderno  cierre metálico   también de madera verde, era como la de una el establecimiento era pequeño y oscuro. Había estantes metálicos en los que  habían colocado unos cuantos botes de fertilizante con etiquetas escritas en inglés. Me preguntaron qué quería y empecé pidiendo semillas de tomate cherry pero obvie las últimas tres palabras al percatarme de que no estaba donde yo creía estar. Entonces me preguntaron si sabía que ahora no era tiempo de sembrar sino de recoger. Me despedí  y cuando iba a salir por la misma puerta frágil de madera y cristal y a pasar bajo el moderno y caro cierre metálico el chico me llamó y me ofreció  unas semillas nuevas  que en apenas dos meses florecían.  Le pregunté si eran transgénicas. Él me dijo que no, y yo, aunque no me lo terminé de creer, las compré.
A los dos meses probé sus resultados, y fueron tan mediocres que   se me vino a lamente esa maravillosa poesía del Eclesiastés que dice algo como..
“Cada cosa bajo el cielo, tiene fijado su tiempo. Un tiempo para nacer, y un tiempo para perecer. Un tiempo para plantar, y un tiempo para recolectar” 

Y un tiempo para empezar, y otro para terminar:=)



domingo, 30 de enero de 2011

COMO AHORRAR TIEMPO


COMO AHORRAR TIEMPO

El ahorro de tiempo comienza  el domingo. Es importante dejarte preparado el almuerzo de toda  la semana. Así, en lugar de perder una hora en el restaurante (y otra en el gimnasio para intentar quemarlo), empleas una cuarta parte del tiempo en calentar  el tupper en la empresa. Otra máxima es  ducharte por la noche. Si al sonar el despertador piensas  en el frío,  el agua  y en secarte el pelo, probablemente remolonees otros  cinco minutos más. Debes  levantarte inmediatamente y correr a la cocina para  meter la leche en el micro.
 Mientras se calienta  haces pis y,  para mejorar el rizo, te ahuecas  el pelo con los dedos húmedos hasta que suene el clin. Entonces te sirves un café instantáneo bien caliente. No salgas de la cocina sin preparar la neverita con el almuerzo y  la merienda: basta con una pieza de fruta. Si se fuma, escoge este momento para encender un cigarrillo y  llevártelo con el café hasta  el espejo. Te echas un vistazo para ver qué te apetece ponerte hoy.
Para ir elegante lo mejor es el color negro, y  si toda tu ropa es negra las combinaciones son instantáneas. Te vistes y extiendes la base de maquillaje por rostro y cuello para que se absorba en tanto provees de comida y bebida a tus mascotas, ponte que son conejos. No olvides las plantas. Luego te pintas, coges las llaves, el bolso y de paso bajas la basura. Suerte que siempre encuentras aparcamiento al lado del contenedor.

Nada más montarte en el coche, metes la llave para que se apaguen todos los pilotitos mientras te estiras la falda para no arrugarla. Si tienes suerte en cuanto enciendas los faros un amable automovilista se colocará  justo detrás de tí para dejarte el carril libre. No tienes ni que esperar y esta es la dinámica que debes seguir en el resto de la ruta. Es fundamental  conocer de memoria cada salida, cruce, semáforo, curva  y parada de autobús con tal precisión que te será fácil cambiar de carril unas cincuenta  veces hasta llegar a la oficina. Así, en tres meses puedes reducir el tiempo a la mitad. ¿Imposible? Te aseguro que no.
Una vez que hayas llegado a la oficina y  fichado,  puedes pasarte por el Vips. Aunque sean quince minutos, te alegrarán el día y obtendrás los nutrientes necesarios para  aguantar hasta las dos. No solo hay que ahorrar tiempo sino también dinero y  desayunar es más barato que almorzar.
Un consejo: Llega un día en el que, en lugar de desayunar con tus compañeros (y hablar más de la cuenta),  es  preferible irte sola y  leer el periódico.

 Si te gusta salir pronto de la oficina invierte en comer el mínimo permitido, que suele ser una hora.  Dedica veinte minutos al  puré que has debido preparar el domingo,  y el resto en hacer la compra, lavar el coche, o leer.  Para esto último es mejor acercarse hasta una gasolinera antes que hacerlo en la oficina. Causa mala imagen. Cinco minutos antes del dead line, regresa y no olvides  sacar la tarjeta del parking en el atasco de la entrada. (Ojala lo hiciese todo el mundo). Si haces todo esto, antes de que lleguen tus compañeros tú estarás trabajando concentrada. Es conveniente enviar algún e-mail al jefe nada más regresar para solicitarle una vista.

 Durante la mañana has debido  acumular  los temas que precisan de  su aprobación para repasarlos con él por la tarde y cerrarlos. Al salir de la reunión,  trasladas a quienes corresponda las  instrucciones precisas y te marchas dejándoles frente al ordenador para  recuperar las horas que han invertido en comer, charlar,  o tomar cafés.

Si has rendido, el regreso al atardecer es un momento inigualable.  Se puede aderezar con música para recargar las pilas: las necesitarás, no olvides que hay que  mantener el tipo.  Posiblemente exista  una piscina municipal en el camino de regreso y aproveches para hacerte unos largos en paz , mientras haces tiempo hasta que se diluya el atasco. Seguro que es más relajante y barato que el gimnasio.
Al llegar tu barrio, párate a charlar con los vecinos viejecitos. Tus diez minutos  de paciencia se transforman en  horas de felicidad para ellos, ya que recordarán repetidamente vuestra  conversación y se la  contarán  varias veces a las mismas personas. Eso también es generar tiempo…

Nada más cruzar tu puerta, suelta a los conejos , enciende el fuego a tope, ponte un vinito y pica un ajo para dorarlo en la sartén mientras te  fumas un cigarrillo (habíamos quedado en que se fumaba y se tenían conejos). También puedes hasta  abrir las ventanas y encender el ordenador. Tras esto, añade un poco de champiñón a la receta  y dúchate para no tener que hacerlo mañana (recuerda, riesgo de retraso).
Aunque estés chorreando corre a  retirar el champiñón y manteniendo  el fuego a tome fríe un filete. Aprovecha para untarte la crema por el cuerpo y ponerte el pijama. Si la carne te gusta poco hecha,  sólo resta sacar el plato y el mantelito para sentarte frente a la ventana y cenar apaciblemente mientras hojeas una revista de marketing.

Terminarás sobre  las diez.  A las once en punto comienza una fiesta de Funk Brasileño en el Lolita, el garito más cool de la ciudad los lunes por la noche. Escoge tu vestido más sexy, aderézalo con medias negras de rejilla y sandalias, aunque haga frío. Tras ello el perfume, sofisticado y femenino. Los ojos de negro y el carmín rojo. Llama a teletaxi (seguramente te tomarás unas copas) y colócate los pendientes mientras llega. Suena el timbre: guarda a los conejos en la jaula y coge el bolso. ¡No olvides los preservativos! La noche es joven, y tú, más.
Al llegar a la fiesta deja el abrigo en el ropero, y acércate a la barra estudiando la  zona con menos gente pidiendo. No dejes que la camarera te sirva la coca cola light  en el vaso. Acude al cuarto de  baño y adereza el refresco con el ron  de tu petaca. Hoy en día hay que guardarse del garrafón, más cuando se trabaja al día siguiente y el objetivo no es precisamente emborracharse. Camina elegante hasta la pista, mirando al frente como las modelos. Allí seguramente se encuentre ese brasileño tan impresionante que conociste la semana pasada.
El encuentro debe ser  fortuito. Al darle los dos besos de rigor, acércate inocentemente a la comisura de sus labios. Luego saluda con simpatía a unos y a otros, sin alejarte de su vista. Cuando estés a punto de terminar la copa acércate a él de nuevo, y proponle  con tu  sonrisa más pícara  ir a  tu casa.  Si accede tendrás dos horas por delante. Mañana hay que madrugar. ¿Para qué perder más tiempo?



sábado, 29 de enero de 2011

Ahhhh al fin….. dulce sábado.

Ahhhh  al fin….. dulce sábado.

Yo que me metí en publicidad pensando que en ese trabajo iba a encontrar fiestas, alcohol y dinero, y al final me lo tengo que buscar los fines de semana por mi cuenta…. ¡Al fin sábado! ¡Es que las cosas nunca son como una espera!!!

viernes, 28 de enero de 2011

LISTA DE COSAS ABSURDAS

 LISTA DE COSAS ABSURDAS

Voy a empezar una nueva lista de cosas  para tener algo más interesante que la crisis en que pensar a pie de barra:


Empezamos:
  1. ¿No es absurdo que en la oficina te ases en invierno y te congeles en verano hasta el punto que me tengo que llevar un jersey en verano, e ir en manga corta en invierno?
  2. No es absurdo que cuando vas a Renfe sin billete, hay 10 mostradores de los cuales 9 están vacíos y el que falta es  precisamente el de Salida inmediata  y tiene una cola interminable?
  3. ¿Alguien se cree que con una crema te vayas a quitar diez años de encima? ¿Y por qué lo siguen diciendo? ¿por qué narices lo seguimos comprando?
  4. ¿Por qué cuando te metes en un ascensor,  muchos hombres ponen  cara de pensar, como si estuviesen creando la teoría de la relatividad?
Espero sugerencias!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

jueves, 27 de enero de 2011

HOY TOCA PESCADO, HAY QUE COMER PESCADO




El otro día un amigo me contó que cuando volvió del trabajo, su hijo le preguntó qué había de cenar. Él respondió: “hoy pescado, hay que comer pescado”.
Cuando se sentaron a la mesa, el niño miró las barritas de merluza y le preguntó: “¿pero no habías dicho que hoy teníamos pescado?”  “Pues esto es- respondió mi amigo -,  merluza. Es un pez, como los tiburones”.
El niño puso cara de extrañeza y dijo “pero si esto son fish fingers”  Mi amigo le intentó explicar que las barritas vienen de un pez  que se llama merluza, que filetean y luego rebozan. El niño puso cara de no entender nada, y se calló. Al rato volvió a hablar para decir: “Papá, esto son fish fingers,¡¡¡¡fish - fingers!!!!”.



miércoles, 26 de enero de 2011

VIAJAR SIN VIAJAR

VIAJAR SIN VIAJAR


Hoy voy a hablar de una afición, hasta hoy secreta, a la que llamo Viajar sin Viajar. Tiene muchas cosas buenas: Es gratis, no tienes que hacer o deshacer maleta (con el consiguiente lavado y planchado) y puedes dormir en tu camita tan a gusto, algo no garantizado si vas a Londres, por ejemplo.
Viajar sin viajar suele comenzar un viernes a las tres. Es la hora a la que salgo del trabajo, y como en ocasiones salgo saturada, sudada y tensa prefiero cuidar mi imagen  y no presentarme de esa guisa en casa. Total, me que cojo el metro y lanzo los dados imaginarios sobre su superficie. ¿Y dónde caen? Pues pongamos que… en Carabanchel

Uno de los secretos de Viajar sin Viajar es obviamente  no haber estado nunca en el sitio dónde caen los dados, con lo que la salida de la boca del metro es la primera aventura. Para mi es como  salir de un túnel del tiempo y plantarse, de repente, en una selva del pleistoceno.  

Me gusta contemplar la vida ante sí, por el simple hecho de contemplar, sin buscar nada más que aquello que se quiera presentar ante mi mirada: las terrazas me hacen imaginar quien vive dentro en función de lo que se vea desde fuera: plantas salvajes y enredaderas trepadoras que no dejan visible la fachada, o una mesa y dos sillas con un jarrón en el centro, o un montón de cajas y dos bicicletas colgadas de un gancho… 

También me gusta mirar a la gente que pasa por la calle, sus facciones, sus sonrisas y pillar, si puedo, sus conversaciones  como  si captase una serpentina lanzada al aire en una fiesta. Si hay fruterías, sin duda, entro. Ese olor a apio y cebolla despierta mis sentidos, casi tanto, como la carne roja recién cortada… este último aroma me hace salivar. Y es que miro la hora, y sea cual sea ya se cual es: la de tomarse una caña.

Adoro los bares de viejos en los que las baldosas no tienen nada que ver con los azulejos y las máquinas están colocadas de forma caótica al lado de las mesas de forma que apenas te puedas sentar. Pero yo siempre me voy a la barra. Allí hago que pienso. Porque en realidad lo que hago es contemplar. Me gusta imaginar que tengo una cámara de vídeo  que está mitad dentro de la mente de los clientes, y mitad fuera. Por eso cuando veo dos chicas jóvenes hablando del chico que las gusta, siento intensamente lo que yo creo que ellas sienten, me desborda, y me hace rememorar aquellos tiempos en los que yo estabaentusiasmada por los besos de tornillo y las primeras metidas de mano. A su lado hay un señor sólo, con un carajillo,  y pienso que hay borrachos a los que en lugar de hablar, les da por callar. También veo a la señora que pierde monedas en la máquina tragaperras y que tiene aún la bolsa del pan ante sus pies…

Pero tanta introspección extrovertida  me abre el apetito e hinco el diente a la tapa. Me encantan esas elecciones sorpresa que ponen en un platito pequeño ante mí. Tengo mis preferencias. Con la cerveza, patatas al ajillo. Con el vermut, patatas de bolsa, y con las copas… mi vicio inconfesable… ¡las almendras!
A través del ventanal el sol empieza a caer. Cojo mi bolso, y regreso al metro. En el trayecto, escribo en mi libreta mis impresiones: la señora de la bolsa, las chicas efervescentes, el borracho solitario… y cuando llego a casa me pongo delante del ordenador, arrojo las historias  sobre la mesa, y como si fuese un puzle imposible construyo otras con retales, como un collage.   

Y  entonces sí empieza el verdadero viajar sin viajar, porque cuando escribo, ni siquiera soy yo la que viaja, sino  una chica que acaba besarse con el chico que la gusta, un señor que  repasa su vida en silencio sumergiéndola en un coñac, o la señora que busca la intensidad en la emoción turbadora de una máquina tragaperras. El verdadero viaje es viajar a otro cuerpo, descansar de uno mismo, de nuestras convicciones, propósitos, fantasmas  y pensamientos.  No se vosotros, pero yo me  tengo tannnnnnnnnnn aburrida

martes, 25 de enero de 2011

MI FILOSOFÍA DE VIDA 2






Una noche cuando tenga 70 años, vendrá un hada y me preguntará: ¿Cambias todo un año de tu vida por un  sólo día de cuando tenías 34 años?

Pues  vivo la vida como si ese hada me hubiese visitado ayer-

lunes, 24 de enero de 2011

EL RINCON FELIZ

  Este es mi párrafo favorito de mi relato favorito, El rincón feliz, de Henry James.  Este párrafo en concreto por el juego de sombras chinescas que tan frecuentemente me parecen las relaciones sociales, los eventos, la impostura diaria en la que me veo sumergida. Después viene la apoteósica descripción de la casa en la que pasó su niñez cuando ahora, 40 años más tarde, regresa sólo.  A él siempre le han fascinado las grandes casas con historia, laberínticas, solemnes. El núcleo del relato gira en torno al alter ego, tema que me fascina y que James sublima en este relato que concluyó en su madurez.







Los murmullos con que le  daban la bienvenida, los taponazos de las botellas que descorchaban en su honor, todo aquello no era más que una mera sonoridad superficial, del mismo modo que los gestos con que él les correspondía eran las sombras exageradas (enfáticas, en la medida de que apenas significaban nada) de una especie de juego de ombres chinoises. Mentalmente, se proyectaba a sí mismo a lo largo de todo el día, pasando directamente por encima de una hilera erizada de cabezas rígidas, inconscientes, penetrando en la otra vida, la que le aguardaba, la que la verdadera; la vida que empezaba para él cuando entraba en el rincón feliz después de escuchar el chasquido que hacía el portón al cerrarse, algo tan fascinante como los lentos compases iniciales de una música sublime que suceden a golpe de batuta en el atril.
Siempre se quedaba escuchando el eco primero que levantaba la punta de su bastón al chocar contra el vetusto suelo de mármol del recibidor, grandes baldosas blancas y negras que recordaba haber admirado en su niñez y que ­_ahora se daba cuenta de ello_ habían contribuido a desarrollar tempranamente en él una concepción del estilo.  Era el eco aquel, como un tañido de apagado vibrar que llegara de una campana lejana, que pendía quién sabe dónde, acaso en las profundidades de la casa, o en las del pasado, o en las de aquel otro mundo misterioso que él podría haber visto florecer  de no haberlo _para bien o para mal_ abandonado.


Henry James El rincón feliz.
P.168 Antología del cuento norteamericano

domingo, 23 de enero de 2011

CAMBIO RADICAL o crítica a la televisión basura y de la sociedad basura


CAMBIO RADICAL

 La cultura del Pelotazo es aquella en la que lo mejor que nos puede pasar, es conseguir lo que deseamos de golpe, y sin demasiado esfuerzo. La impaciencia no va unida a la insistencia, ni a la constancia: Lo queremos TODO YA. Parir con dolor y sudar la frente son dos cosas que se prefieren  cortas aunque intensas. Llamémoslo bolsa, lotería, especulación inmobiliaria o echar un polvo por un millón de dólares. Que nos llame un head hunter o escribir un libro de autoayuda superventas. Que nos pongan verdes en la tele por ir a cobrar y negarlo sin argumentos  porque es que estás ahí. Que metan a tu novio en una casa con diez tías y a ti con diez mendas a ver qué pasa, o…que nos martillen la nariz y nos arranquen todos los dientes. Que nos sajen el pezón y los párpados. ¿Por qué no? Es un sufrimiento intenso, pero corto, inmediato. Sudar la frente una sola vez para conseguir lo que deseas. Parir tu otro yo, en un  fugaz embarazo de tres meses.
Para que exista Cambio Radical deben confluir  tres partes: El que va al programa, el que lo ve, y el que lo emite. Empezando por el tercero, la motivación es simple: El dinero. No se busca educar a la audiencia, sino que vean los anuncios y compren. Por eso la televisión es basura, como la comida: Fácil de consumir, barata de fabricar, y con el gran plus de  generar conversaciones entre los televidentes.  Porque hablar es justo lo que quiere la audiencia, como el ser humano que es. Antes se decía que para hablar, tenías que saber. Pero como para saber tienes que aprender,  leer, estudiar, y/o escuchar  y todo ello supone esfuerzo, hemos preferido hablar aunque sea, de temas sencillos antes que callarnos o esforzarnos. Y qué tema más sencillo que el visible a simple vista, y el que versa sobre lo que más conocemos: nuestra  propia naturaleza. Porque aunque nos lo pretendan hacer creer, aquí ninguno es tonto  y somos conscientes de que tenemos ese deseo casi infantil de ser como La Cenicienta. Porque aunque la naturaleza sea dura y a unos nos haga bellos y a otros no, aunque la sociedad sea clasista y nos trate mejor o peor, siempre hay un punto, un goteo que permite la transposición de las leyes naturales y/o sociales. Y ese punto, es la tele. Que nos permite ser famosos, conseguir dinero, o darnos lo que la naturaleza nos negó. Y todo ello, de golpe y sin esfuerzo. Sin  el estudio, el trabajo o las horas de gimnasio a las que nos condenó Dios cuando nos echó del paraíso.

Lo que trato de decir es que la cultura del pelotazo ha llegado al rey de nuestra era, el cuerpo. Un hombre es capaz de permitir que se le pudran los dientes, uno tras otro, durante años para luego de golpe sonreír como un caballo en un plató de televisión.   Ahora tiene  incisivos,  pero es la misma persona dejada y abúlica que no ha cuidado su cuerpo durante años. Que no lo ha querido, y por eso le da igual que lo rajen y aporreen ante los ojos hambrientos de sangre de media España.

Pero no puedo ignorar que eso para ellos es un sueño hecho realidad. Me parece curioso que se anteponga al dinero, el deseo de ser más agradable a la vista de los demás. Porque también podría existir otro programa: “Dame el dinero de mi cambio radical  que me piro”. Tú puedes vivir en una chabola en frente del palacio más maravilloso del mundo, y siempre tus vistas serán mejores que las del salón principal del  palacio. Pero ellos quieren ser  Palacio. Hay tantos en tantas partes. Quieren sacar a la princesa que vive en su interior. Recuerdo el caso de una de las participantes. Ella trabajaba en una agencia de publicidad, como ejecutiva de cuentas pero no le dejaban ir a ver a los clientes por ser fea. Oh… qué triste. Como a la pobre Cenicienta, que no la permitían asistir al baile del príncipe, cuando en realidad bajo sus harapos se encontraba la futura reina. La ejecutiva encerrada en su torre, soñaba con ser bella, de rubios rizos y pechos esculturales. Pero cuando despertaba se encontraba con el espejo… y ni se le ocurría preguntarle si existía una mujer más hermosa en el reino. A esa mujer, su sueño se le ha hecho realidad. Ahora es bella, aunque no se qué pensarán sus hijos cuando la vean. ¿Esta es mi madre? O su marido ¿Para qué quieres tanto pecho, para que te miren los clientes? Pero ella tiene su sueño y se planta un escotazo por la mañana y camina hacia el trabajo, o la carnicería pisando fuerte, con poderío y seguridad.
Me pregunto qué soñara ahora por las noches. Si se le aparecerá su otro yo, el Gollum inseguro que le grite sin dientes “tu eres yo, no lo olvides, dónde te crees que vas con esos escotes, eres vieja, eres torpe, eres insegura” y se despierte empapada en sudor, corra al espejo y observe como en seis  meses que han pasado desde el cambio radical, el pelo ya no le brilla tanto,  y su otro yo, el verdadero, está brotando en forma de michelines incipientes, resurgiendo de sus   cicatrices.

viernes, 21 de enero de 2011

Quedó inmóvil...













Quedó inmóvil...
al borde del abismo expiró luz
              el mudo horizonte...

    ¡Divina silueta 
                     que con vidriosos ojos
     murmura al vértigo
                      dorada ternura!

                Tembló;
       desde el ángulo de la locura
          el lado embriagador...
 
   Y la sombra
              clavó en su pupila
   el reír de las horas...

jueves, 20 de enero de 2011

LA NOCHE INVERTIDA

LA NOCHE INVERTIDA


La oblea llena se empapa en el  tinto cielo, comunión  que  emborracha a mis hormonas…
-Sal esta noche- me implora la más impía de todas.
-Sabes  que nos debemos a la novela.
-Tanto fervor sólo nos trae ingrata  abstinencia monjil, ¡vamos a morder un buen cuerpo pagano!
Confieso que soy débil y que además tenía hambre de ir a un  oscuro antro muy cool lleno de siniestros, esa secta urbana que se cuelga un crucifijo invertido al cuello, se pinta los ojos de negro y grita blasfemias. Busco liturgias  divertidas e  irreverentes  para luego escribir. Es el milagro de los peces que disfrutan cuando se muerden la cola y además se multiplican.
-Son seis  euros- me dice el  Conan  que custodia el pórtico sagrado.
-Déjame pasar… sólo quiero verlo… no he estado nunca.
-Son seis euros.
-Pero bueno… yo pensaba que a las feligresas nos dejaban entrar por la cara.
-Pagas como los demás cristianos.
-¿Va con copa? ¿A si? ¡Pues haberlo dicho antes por dios! Menudas dotes comerciales…  Aprende de los fenicios… ¡Te vas a quedar de taquillero!
Me empiezo a reír y cuanto más me río, más me río, hasta que  la adrenalina me  extasía cuando me veo rodeada  de  sensuales velas orientales  que bailan alrededor de una sacristía  forrada en cálido terciopelo rojo ribeteado en  oro brillante. Justo frente a mí descubro a un moreno de ojos negros que me mira como un lobo  a su presa. Me siento como el cordero de Dios, como un conejillo,  como una perra cuando se acerca y me pregunta:
-¿Me haces una foto?- Sus ojos fulguran endemoniados y su voz me estremece por su dulzura  invertida.
-¿Eres gay?
-¿Lo dices porque llevo los labios pintados de rojo puta? Soy un apóstata vicioso… ¿Te gusta mi pezón? –me pregunta estirándose hasta el ombligo la camiseta a  rallas negras  sobre lycra blanca, traspasándome con  sus dilatadas pupilas sobre el blanquecino y esa  raya negra surcando  sus densos párpados nevados…  entonces mi hormona le da un mordisco  a esa ofrenda  que templo con una piadosa caricia húmeda.
-¿Y la foto? – Me pregunta agachando la mirada como un mártir pecaminoso mientras se estira las mangas igual que Enrique Iglesias. Tiro de ellas  y ante su sorpresa se las ato. Él se intenta liberar, pero no puede, se sienta apoyando su espalda contra una columna helada, con retraimiento monacal.
Me pongo de rodillas  ante él y le pregunto que si es tonto, y me responde con un porqué que acallo cuando me infiltro entre sus brazos, le rodeo con mis muslos  y le comienzo a besar… El se yergue tumbándose sobre mí, arrebatado,  omnipotente… nos revolcamos endiablados restregándonos por la pista hasta chocar con unos pantalones negros llenos de tachuelas.
-Es el cantante, -Me cuenta cuando  ni me había percatado del concierto-
-¿Vamos a tomar una copa a otro lugar? – Nos pregunta desde los cielos-
-Me tengo que marchar… pero déjame que antes desate a este demonio…
-¡Una bendita copa al menos! – Implora mi hormona-
Era la santa trinidad  contra una por  lo que los tres   bailamos hasta el amanecer. Al despedirnos mi  hormona consintió a regañadientes…
-¿Ya? ¿Ya? ¡Nos lo llevamos a casa! ¡Le ponemos un altar! ¡Venga!
-No amada hormona, nos debemos a la novela – le expongo- sabes que si queremos dejar de madrugar tenemos que ser escritoras, ya tendremos tiempo de amar, ahora toca sudar la frente.
Escribí hasta bien entrada la mañana, pero antes de acostarme cuando me dispuse a lavarme los dientes ante el espejo advertí alrededor de mis labios un surco rojo puta que  alcanzaba la barbilla y hasta la nariz. Me quedé  perpleja mirando mi reflejo, que dibujaba una media sonrisa...
-¿Habrás anotado su teléfono? – Me pregunta mi hormona-
-Pues claro nena. Tú hazme caso. Vamos a triunfar.