Jaiku del mes

ISSA

De no estar tú,
demasiado enorme
sería el bosque

kimi nakute
makoto ni tadai no
kodachi kana

domingo, 23 de enero de 2011

CAMBIO RADICAL o crítica a la televisión basura y de la sociedad basura


CAMBIO RADICAL

 La cultura del Pelotazo es aquella en la que lo mejor que nos puede pasar, es conseguir lo que deseamos de golpe, y sin demasiado esfuerzo. La impaciencia no va unida a la insistencia, ni a la constancia: Lo queremos TODO YA. Parir con dolor y sudar la frente son dos cosas que se prefieren  cortas aunque intensas. Llamémoslo bolsa, lotería, especulación inmobiliaria o echar un polvo por un millón de dólares. Que nos llame un head hunter o escribir un libro de autoayuda superventas. Que nos pongan verdes en la tele por ir a cobrar y negarlo sin argumentos  porque es que estás ahí. Que metan a tu novio en una casa con diez tías y a ti con diez mendas a ver qué pasa, o…que nos martillen la nariz y nos arranquen todos los dientes. Que nos sajen el pezón y los párpados. ¿Por qué no? Es un sufrimiento intenso, pero corto, inmediato. Sudar la frente una sola vez para conseguir lo que deseas. Parir tu otro yo, en un  fugaz embarazo de tres meses.
Para que exista Cambio Radical deben confluir  tres partes: El que va al programa, el que lo ve, y el que lo emite. Empezando por el tercero, la motivación es simple: El dinero. No se busca educar a la audiencia, sino que vean los anuncios y compren. Por eso la televisión es basura, como la comida: Fácil de consumir, barata de fabricar, y con el gran plus de  generar conversaciones entre los televidentes.  Porque hablar es justo lo que quiere la audiencia, como el ser humano que es. Antes se decía que para hablar, tenías que saber. Pero como para saber tienes que aprender,  leer, estudiar, y/o escuchar  y todo ello supone esfuerzo, hemos preferido hablar aunque sea, de temas sencillos antes que callarnos o esforzarnos. Y qué tema más sencillo que el visible a simple vista, y el que versa sobre lo que más conocemos: nuestra  propia naturaleza. Porque aunque nos lo pretendan hacer creer, aquí ninguno es tonto  y somos conscientes de que tenemos ese deseo casi infantil de ser como La Cenicienta. Porque aunque la naturaleza sea dura y a unos nos haga bellos y a otros no, aunque la sociedad sea clasista y nos trate mejor o peor, siempre hay un punto, un goteo que permite la transposición de las leyes naturales y/o sociales. Y ese punto, es la tele. Que nos permite ser famosos, conseguir dinero, o darnos lo que la naturaleza nos negó. Y todo ello, de golpe y sin esfuerzo. Sin  el estudio, el trabajo o las horas de gimnasio a las que nos condenó Dios cuando nos echó del paraíso.

Lo que trato de decir es que la cultura del pelotazo ha llegado al rey de nuestra era, el cuerpo. Un hombre es capaz de permitir que se le pudran los dientes, uno tras otro, durante años para luego de golpe sonreír como un caballo en un plató de televisión.   Ahora tiene  incisivos,  pero es la misma persona dejada y abúlica que no ha cuidado su cuerpo durante años. Que no lo ha querido, y por eso le da igual que lo rajen y aporreen ante los ojos hambrientos de sangre de media España.

Pero no puedo ignorar que eso para ellos es un sueño hecho realidad. Me parece curioso que se anteponga al dinero, el deseo de ser más agradable a la vista de los demás. Porque también podría existir otro programa: “Dame el dinero de mi cambio radical  que me piro”. Tú puedes vivir en una chabola en frente del palacio más maravilloso del mundo, y siempre tus vistas serán mejores que las del salón principal del  palacio. Pero ellos quieren ser  Palacio. Hay tantos en tantas partes. Quieren sacar a la princesa que vive en su interior. Recuerdo el caso de una de las participantes. Ella trabajaba en una agencia de publicidad, como ejecutiva de cuentas pero no le dejaban ir a ver a los clientes por ser fea. Oh… qué triste. Como a la pobre Cenicienta, que no la permitían asistir al baile del príncipe, cuando en realidad bajo sus harapos se encontraba la futura reina. La ejecutiva encerrada en su torre, soñaba con ser bella, de rubios rizos y pechos esculturales. Pero cuando despertaba se encontraba con el espejo… y ni se le ocurría preguntarle si existía una mujer más hermosa en el reino. A esa mujer, su sueño se le ha hecho realidad. Ahora es bella, aunque no se qué pensarán sus hijos cuando la vean. ¿Esta es mi madre? O su marido ¿Para qué quieres tanto pecho, para que te miren los clientes? Pero ella tiene su sueño y se planta un escotazo por la mañana y camina hacia el trabajo, o la carnicería pisando fuerte, con poderío y seguridad.
Me pregunto qué soñara ahora por las noches. Si se le aparecerá su otro yo, el Gollum inseguro que le grite sin dientes “tu eres yo, no lo olvides, dónde te crees que vas con esos escotes, eres vieja, eres torpe, eres insegura” y se despierte empapada en sudor, corra al espejo y observe como en seis  meses que han pasado desde el cambio radical, el pelo ya no le brilla tanto,  y su otro yo, el verdadero, está brotando en forma de michelines incipientes, resurgiendo de sus   cicatrices.

2 comentarios:

  1. Es el lado oscuro del ser humano, pero lo que le hace humano. Es dificil quererse pero si se consigue es un triunfo que, sin más consideraciones o intenciones, nos hace más felices. Me gusta mucho lo que escribes... y cada vez va a mejor!

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  2. gracias Guillermo, yo creo que los que van a la tele es porque no tienen más remedio que ir a la tele.
    Es como una conversación entre vecinas.
    -AH!! Y te ha hecho eso???
    -Sí, te lo juro
    -Pues llévale a la Tele, cuéntalo y que le den!!!

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