Hoy paseando por la zona centro de noche he visto a tantos homeless y tan normales, cercanos, amigables... que me ha sobrecogido.
La ciudad cada vez es más grande, imposible de abarcar.
También más agresiva, salvaje: Al caminar por una calle estrecha los coches pasan a mi lado afeitándome , del mismo modo que yo paso al lado de las cajas de cartón donde duermen ellos casi rozándoles, invadiéndoles con mi mirada y mi cuerpo.
La ciudad ya no está hecha a escala humana. Porque no puedes recorrerla caminando, y porque no tenemos humanidad. O quizá y porque somos humanos las cosas están así.
La nube negra de polución lo cubre todo. A los que han llegado del otro lado del mundo, a los que pasan frío, y a los que tenemos una suerte que sabemos injusta.
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