COMO AHORRAR TIEMPO
El ahorro de tiempo comienza el domingo. Es importante dejarte preparado el almuerzo de toda la semana. Así, en lugar de perder una hora en el restaurante (y otra en el gimnasio para intentar quemarlo), empleas una cuarta parte del tiempo en calentar el tupper en la empresa. Otra máxima es ducharte por la noche. Si al sonar el despertador piensas en el frío, el agua y en secarte el pelo, probablemente remolonees otros cinco minutos más. Debes levantarte inmediatamente y correr a la cocina para meter la leche en el micro.
Mientras se calienta haces pis y, para mejorar el rizo, te ahuecas el pelo con los dedos húmedos hasta que suene el clin. Entonces te sirves un café instantáneo bien caliente. No salgas de la cocina sin preparar la neverita con el almuerzo y la merienda: basta con una pieza de fruta. Si se fuma, escoge este momento para encender un cigarrillo y llevártelo con el café hasta el espejo. Te echas un vistazo para ver qué te apetece ponerte hoy.
Para ir elegante lo mejor es el color negro, y si toda tu ropa es negra las combinaciones son instantáneas. Te vistes y extiendes la base de maquillaje por rostro y cuello para que se absorba en tanto provees de comida y bebida a tus mascotas, ponte que son conejos. No olvides las plantas. Luego te pintas, coges las llaves, el bolso y de paso bajas la basura. Suerte que siempre encuentras aparcamiento al lado del contenedor.
Nada más montarte en el coche, metes la llave para que se apaguen todos los pilotitos mientras te estiras la falda para no arrugarla. Si tienes suerte en cuanto enciendas los faros un amable automovilista se colocará justo detrás de tí para dejarte el carril libre. No tienes ni que esperar y esta es la dinámica que debes seguir en el resto de la ruta. Es fundamental conocer de memoria cada salida, cruce, semáforo, curva y parada de autobús con tal precisión que te será fácil cambiar de carril unas cincuenta veces hasta llegar a la oficina. Así, en tres meses puedes reducir el tiempo a la mitad. ¿Imposible? Te aseguro que no.
Una vez que hayas llegado a la oficina y fichado, puedes pasarte por el Vips. Aunque sean quince minutos, te alegrarán el día y obtendrás los nutrientes necesarios para aguantar hasta las dos. No solo hay que ahorrar tiempo sino también dinero y desayunar es más barato que almorzar.
Un consejo: Llega un día en el que, en lugar de desayunar con tus compañeros (y hablar más de la cuenta), es preferible irte sola y leer el periódico.
Si te gusta salir pronto de la oficina invierte en comer el mínimo permitido, que suele ser una hora. Dedica veinte minutos al puré que has debido preparar el domingo, y el resto en hacer la compra, lavar el coche, o leer. Para esto último es mejor acercarse hasta una gasolinera antes que hacerlo en la oficina. Causa mala imagen. Cinco minutos antes del dead line, regresa y no olvides sacar la tarjeta del parking en el atasco de la entrada. (Ojala lo hiciese todo el mundo). Si haces todo esto, antes de que lleguen tus compañeros tú estarás trabajando concentrada. Es conveniente enviar algún e-mail al jefe nada más regresar para solicitarle una vista.
Durante la mañana has debido acumular los temas que precisan de su aprobación para repasarlos con él por la tarde y cerrarlos. Al salir de la reunión, trasladas a quienes corresponda las instrucciones precisas y te marchas dejándoles frente al ordenador para recuperar las horas que han invertido en comer, charlar, o tomar cafés.
Si has rendido, el regreso al atardecer es un momento inigualable. Se puede aderezar con música para recargar las pilas: las necesitarás, no olvides que hay que mantener el tipo. Posiblemente exista una piscina municipal en el camino de regreso y aproveches para hacerte unos largos en paz , mientras haces tiempo hasta que se diluya el atasco. Seguro que es más relajante y barato que el gimnasio.
Al llegar tu barrio, párate a charlar con los vecinos viejecitos. Tus diez minutos de paciencia se transforman en horas de felicidad para ellos, ya que recordarán repetidamente vuestra conversación y se la contarán varias veces a las mismas personas. Eso también es generar tiempo…
Nada más cruzar tu puerta, suelta a los conejos , enciende el fuego a tope, ponte un vinito y pica un ajo para dorarlo en la sartén mientras te fumas un cigarrillo (habíamos quedado en que se fumaba y se tenían conejos). También puedes hasta abrir las ventanas y encender el ordenador. Tras esto, añade un poco de champiñón a la receta y dúchate para no tener que hacerlo mañana (recuerda, riesgo de retraso).
Aunque estés chorreando corre a retirar el champiñón y manteniendo el fuego a tome fríe un filete. Aprovecha para untarte la crema por el cuerpo y ponerte el pijama. Si la carne te gusta poco hecha, sólo resta sacar el plato y el mantelito para sentarte frente a la ventana y cenar apaciblemente mientras hojeas una revista de marketing.
Terminarás sobre las diez. A las once en punto comienza una fiesta de Funk Brasileño en el Lolita, el garito más cool de la ciudad los lunes por la noche. Escoge tu vestido más sexy, aderézalo con medias negras de rejilla y sandalias, aunque haga frío. Tras ello el perfume, sofisticado y femenino. Los ojos de negro y el carmín rojo. Llama a teletaxi (seguramente te tomarás unas copas) y colócate los pendientes mientras llega. Suena el timbre: guarda a los conejos en la jaula y coge el bolso. ¡No olvides los preservativos! La noche es joven, y tú, más.
Al llegar a la fiesta deja el abrigo en el ropero, y acércate a la barra estudiando la zona con menos gente pidiendo. No dejes que la camarera te sirva la coca cola light en el vaso. Acude al cuarto de baño y adereza el refresco con el ron de tu petaca. Hoy en día hay que guardarse del garrafón, más cuando se trabaja al día siguiente y el objetivo no es precisamente emborracharse. Camina elegante hasta la pista, mirando al frente como las modelos. Allí seguramente se encuentre ese brasileño tan impresionante que conociste la semana pasada.
El encuentro debe ser fortuito. Al darle los dos besos de rigor, acércate inocentemente a la comisura de sus labios. Luego saluda con simpatía a unos y a otros, sin alejarte de su vista. Cuando estés a punto de terminar la copa acércate a él de nuevo, y proponle con tu sonrisa más pícara ir a tu casa. Si accede tendrás dos horas por delante. Mañana hay que madrugar. ¿Para qué perder más tiempo?
Consejo para ahorrar tiempo: no leer enteros artículos tan coñazos como este.
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