Quedó inmóvil...
al borde del abismo expiró luz
el mudo horizonte...
¡Divina silueta
que con vidriosos ojos
murmura al vértigo
dorada ternura!
Tembló;
desde el ángulo de la locura
el lado embriagador...
Y la sombra
clavó en su pupila
el reír de las horas...
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